Juan
Rivera
Sólo en jaque se
puede conocer la habilidad de resolución del ajedrecista. Al parecer, la pasada
semana fue para el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, la situación
más cercana al jaque que ha vivido en el sexenio. Quien se había mantenido
pulcro en medio del escándalo de corrupción ―la Casa Blanca de la pareja
presidencial y la de Videgaray en Malinalco― fue foco de escrutinio en un
reportaje publicado por Proceso el pasado 12 de abril. Los autores de “El gusto
de vivir en las Lomas”, investigación que denuncia la supuesta intención de
compra por parte de Osorio Chong y su esposa Laura Vargas de un par de
residencias de lujo, son Jesusa Cervantes y Santiago Igartúa.
El mismo domingo en que se divulgó
el reportaje, Osorio Chong hizo público un comunicado dirigido al director de
Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda. La misiva hizo alusión a las pasadas
acusaciones por parte de la revista al secretario y su familia, en especial a
su hermano, Eduardo Osorio. El tono del texto estaba meticulosamente cuidado;
el efecto deseado en el lector era el de compasión por el remitente. Con algo
de martirio pero sin llegar al drama, el secretario afirmó no poseer ninguna
propiedad en la capital; en su discurso se declaraba víctima política de la
publicación y pedía recato con cualquier difamación. Sin embargo, aclaró la
importancia de la libertad de expresión. El balance milimétricamente medido fue
tan acertado que la posterior respuesta por parte de los autores del reportaje sucedió
casi discreta.
Una semana después, el fogonazo
mediático está a punto de ser sofocado. El secretario inició su semana de jaque
con la estrategia de la acción política. Su agenda no se mermó siquiera un
poco. Incluso, su ánimo por aparecer en los medios de comunicación incrementó.
Frente a una jugada de jaque, se puede sacrificar una pieza en beneficio del
rey, contraatacar, huir o rendir las casillas. Es evidente que Osorio Chong no
tiene planes de realizar ningún sacrificio político en beneficio de la presidencia
de Peña Nieto, que no patrocinará ninguna violencia contra la prensa, que no se
esconderá y que no entregará su asiento. Su estrategia fue la de la
permanencia: continuar caminando hasta que el tropiezo no parezca tropiezo:
jugar hasta que el jaque quede sin filo.
Aunque seguramente tendrá su actuar
algo de habilidad política, no son estos renglones un elogio: si develo su
juego es para criticarlo, pero sobre todo para realizar un llamado a la
ciudadanía a no distraerse con malabarismos calculados. El jaque está hecho, no
lo dejemos borrarse. Hay que buscar el mate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario