lunes, 20 de abril de 2015

Acerca del ajedrez de Miguel Osorio Chong

Juan Rivera



Sólo en jaque se puede conocer la habilidad de resolución del ajedrecista. Al parecer, la pasada semana fue para el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, la situación más cercana al jaque que ha vivido en el sexenio. Quien se había mantenido pulcro en medio del escándalo de corrupción ―la Casa Blanca de la pareja presidencial y la de Videgaray en Malinalco― fue foco de escrutinio en un reportaje publicado por Proceso el pasado 12 de abril. Los autores de “El gusto de vivir en las Lomas”, investigación que denuncia la supuesta intención de compra por parte de Osorio Chong y su esposa Laura Vargas de un par de residencias de lujo, son Jesusa Cervantes y Santiago Igartúa.
            El mismo domingo en que se divulgó el reportaje, Osorio Chong hizo público un comunicado dirigido al director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda. La misiva hizo alusión a las pasadas acusaciones por parte de la revista al secretario y su familia, en especial a su hermano, Eduardo Osorio. El tono del texto estaba meticulosamente cuidado; el efecto deseado en el lector era el de compasión por el remitente. Con algo de martirio pero sin llegar al drama, el secretario afirmó no poseer ninguna propiedad en la capital; en su discurso se declaraba víctima política de la publicación y pedía recato con cualquier difamación. Sin embargo, aclaró la importancia de la libertad de expresión. El balance milimétricamente medido fue tan acertado que la posterior respuesta por parte de los autores del reportaje sucedió casi discreta.
            Una semana después, el fogonazo mediático está a punto de ser sofocado. El secretario inició su semana de jaque con la estrategia de la acción política. Su agenda no se mermó siquiera un poco. Incluso, su ánimo por aparecer en los medios de comunicación incrementó. Frente a una jugada de jaque, se puede sacrificar una pieza en beneficio del rey, contraatacar, huir o rendir las casillas. Es evidente que Osorio Chong no tiene planes de realizar ningún sacrificio político en beneficio de la presidencia de Peña Nieto, que no patrocinará ninguna violencia contra la prensa, que no se esconderá y que no entregará su asiento. Su estrategia fue la de la permanencia: continuar caminando hasta que el tropiezo no parezca tropiezo: jugar hasta que el jaque quede sin filo.

            Aunque seguramente tendrá su actuar algo de habilidad política, no son estos renglones un elogio: si develo su juego es para criticarlo, pero sobre todo para realizar un llamado a la ciudadanía a no distraerse con malabarismos calculados. El jaque está hecho, no lo dejemos borrarse. Hay que buscar el mate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario