Una reflexión por Luna Beltrán
Dentro de tres
horas una mujer será violada, quemada, balaceada o asesinada y tan sólo en
catorce entidades federativas podrá ser levantada una acta oficial para que,
quizás, haya acciones legales en su contra. Sin embargo la falta de leyes y el machismo no
son el problema, pues las autoridades en el Estado de México aseguran que
"hay más feminicidios porque hay más mujeres".
Desgraciadamente
pertenezco al 52.2% de la población en peligro constante; de ese grupo que
malgasta su tiempo en pensar ¿qué me pongo, cómo me maquillo, usaré tacones o
botas?, ¿qué outfit le gustará mas a mi novio y menos a un violador? Porque las
declaraciones de Roberto (violador) nos cuenta que namás fueron siete los que violaron a las muchachas porque estaban ahí. Para después
matarlas.
La
CNDH ha recibido informes de que 54 de cada 100 mujeres en el estado de México
sufren algún tipo de violencia, que en varios casos terminan en muerte. Y
mientras el procurador de justicia del estado hace énfasis en medir las cifras
de habitantes y no la cifras de machismo, de discriminación y por supuesto de
inseguridad. Entonces la lógica se convierte en un mero conteo de
habitantes y una suerte de que hay más mujeres en ése estado. La
respuesta del gobierno es que si hubiera menos mujeres habría más crimen.
Al
parecer ser mujer es sinónimo de ser presa, de no poder salir a la calle sin
que los hombres te miren como un pedazo de bisteck que se cocina con el calor
de su entrepierna; de no poder vivir tranquila si caminas por las noches en una
calle, de no vestirte como desees porque incitas al crimen; de no poder ser
mujer sin caer en el peligro de ser condenada a muerte.
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